Hace unos días, les mostramos las condiciones habitacionales de los mineros, el hacinamiento, la falta de salubridad y la pequeñez de los espacios en los que debían arreglárselas para armonizar tanto con los propios integrantes de sus grupos familiares, como con los vecinos de la comunidad.Esta foto muestra la contraparte, pues corresponde a las casas de los empleados mineros, que contaban con lujos muy superiores a las verdaderas postrimerías que les tocaban a los pirquineros, que eran los reales motores del auge de la actividad carbonífera.
El mundo de la época estaba como dividido en dos, por un lado los ricos y por otro los pobres, la segmentación era marcadísima: distintos hospitales, diferentes escuelas, dispares espacios de reunión y esparcimiento... La convivencia entre ambos grupos era compleja, pues se trenzaban en la dinámica dominador-dominado.
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